Lituania me ha parecido un país de contrastes, que se quiere modernizar, pero que aún es tremendamente pobre. Una prueba son estas instantáneas tomadas en Trakai, la antigua corte del reino. Se trata de una villa encantadora, con un castillo enclavado en una pequeña isla al que se accede sólo por un puente peatonal. Comer a la orilla del lago, con vistas al castillo nos costó 5,5 euros a cada uno (incluida cerveza de medio litro). También hay varios lagos, en los que la gente se baña y practica deportes acuáticos.
El contraste está entre esta señora que lava la ropa tranquilamente en uno de sus lagos, el tipo que va a practicar windsurf y los niños que miran sorprendidos a una y otro.
1 comentario:
Y....¿no te convertiste en negro?jajaj, como te lo montas, ¡vaya vidorra!
Pues espero que te hayas puesto las pilas que la nueva temporada de ¡no me estreses! promete, promete....
biz
aNa
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