martes, 13 de enero de 2009

Ultimátum a la Tierra (1951)

No he visto todavía en el cine la nueva versión de la película ‘Ultimátum a la Tierra’. Pero el otro día cené con el clásico en la tele, y he de decir que me encantó. Hay una cosa que me llamó la atención en la película: el contraste entre la aparente ‘normalidad’ de extraterrestre, Klaatu, y la maldad de esos humanos que viven en Whasintong, que sin duda se merecen morir en su gran mayoría.
El argumento es algo simplón. En realidad, se parece mucho a Mars Attacks. Primero suena una música histriónica que te acojona, y después conocemos la noticia: “han llegado”. Pero al bajar de su platillo, Klaatu no viene a destruirnos, sólo a avisarnos de que lo hará, si no cesamos de utilizar la energía nuclear con fines bélicos.
La película, de 1951, no sigue los patrones clásicos del cine de ficción de la época. Vale que nuestro visitante rinde homenaje a Lincoll, o a los muertos americanos en guerra. Pero no es una película en la que se note el miedo a una invasión (soviética o extraterrestre). Más aún, como he dicho, parece que los malos son los humanos. Luego está esa confianza en los hombres de ciencia, en su poder para guiar el mundo, tan lejano de lo visto en otras películas como ‘Un enigma de otro mundo’.
Algunas frikadas, por cierto:
La música del principio, me recuerda a Mars Attacks. Me pasó con ella algo similar a la toma en la que aparecen los indios en La Diligencia: la has visto parodiada tantas veces, que cuando ves la original, te sorprende que sea en serio.
Del robot que acompaña a Klaatu había leído que era un antecesor de Terminator... Bueno, digamos que es poderoso, pero miedo, lo que se dice miedo, da poco.
Por cierto, todo el mundo conoce las palabras para parar al robot. Las dicen en ‘El ejército de las tinieblas’. ¿O no las dicen?