martes, 22 de noviembre de 2011

El 15M, como diagnóstico de lo que no funciona de la democracia participativa y el capitalismo neoliberal


El movimiento 15M diagnostica la enfermedad de la democracia participativa y el capitalismo neoliberal, que nos están llevando al desencanto político y a la crisis, y buscará las respuestas más allá de los mismos. “El 15M es una gran conversación, que está ayudando a diagnosticar al enfermo, y al romper el elemento de la rutina, está ayudando a entender lo que no nos gusta. Cuando se junten todas las pequeñas teselas del mosaico, que son certezas de algo que no te gustan, va a salir un gran mosaico, en el que quedará retratado todo lo que no funciona del sistema. Con ese rompecabezas completo, se podrá comenzar a romper un sistema que lleva en marcha en algunos casos quinientos años”. Así lo explicó en el Polígono el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense Juan Carlos Monedero.
Monedero participó en la charla coloquio ‘Movimiento 15M: Perspectiva y futuro’, que organizó la Asociación de Vecinos ‘El Tajo’ en el marco del Otoño Cultural ‘El Polígono...Míralo’. El profesor dirige el Departamento de Gobierno, Políticas Públicas y Ciudadanía Global del Instituto Complutense de Estudios Internacionales. Ha sido uno de los primeros profesores de su generación que ha planteado una mirada crítica a la transición española, vinculando la forma en que se acabó el franquismo con la baja densidad de la democracia en España. Fue asesor del ex coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, y del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Colabora en el diario Público, tiene el blog personal ‘¡Comiendo tierra!’ y participa en el 15M. Ha publicado recientemente ‘El gobierno de las palabras. Política para tiempos de confusión’ y ‘La transición contada a nuestros padres. Nocturno de la democracia española’.
Más allá, en su imagen y en sus argumentos, Monedero simboliza el prototipo básico de intelectual de izquierdas, un teórico de los que va abriendo camino en las ideas, rompiendo los esquemas. La primera vez que lo vi, estaba hablando pausadamente de política con José Esteban Chozas, Emiliano García y otros miembros de la Asociación de Vecinos. Mientras los demás guardaban un respetuoso silencio, él hilaba sin solución de continuidad argumentos, ejemplos y explicaciones, metáforas bien hiladas en ocasiones, de sus teorías.
¿Por qué la presencia de Monedero en el Polígono? García, como presidente de la Asociación, me recordó que ‘El Tajo’ fue la primera en apoyar en Toledo al 15M como iniciativa, más allá de que compartiera con ella ciertas premisas. Lo hizo públicamente en Zocodover. Ahora, en el Otoño Cultural, quiso seguir hablando de esta corriente crítica. “Porque estamos viendo que hay una alternancia que no nos lleva a nada, y hay que cambiar la forma de hacer política y de atender a la demanda social”, explicó. A Emiliano, el 15M le recuerda en cierta forma aquel momento en el que nacieron las asociaciones de vecinos para pedir casas o retretes, “porque había que cambiar esa forma de gobernar y de atender a toda la población, y en estos momentos, vamos a darle tiempo al tiempo, y el 15M puede ser un soplo contra ese desaliento de la forma en la que nos están gobernando”.
Monedero fue sin duda la gran estrella de la charla coloquio, con su argumentario claro y coherente. “Pedirle al 15M, que lleva seis meses, que dé la solución a un modelo capitalista que lleva cinco siglos y a un modelo de democracia liberal participativa que lleva trescientos años, es excesivo, se tiene que vestir despacio”, explicó.
Para Monedero, la economía neoliberal va generando enormes bolsas de pobreza y pequeños grupos de riqueza. Y la democracia representativa, que llama a la ciudadanía cada cuatro años y ha hecho a la escasa militancia prácticamente funcionarios de su espacio de poder, ha sido funcional para ese proceso de exclusión de la economía neoliberal. Todo ello constituye una clausura, la gente no tiene salida. “Si votas al partido A y tienes la esperanza de que cuando lo hace mal, votas al B, y el B también lo hace mal, no te quedan salidas”, explicó. Un proceso que se acentúa cuando los ciudadanos notan la ‘cartelización’ de los partidos, que generan una serie de reglas a favor de sí mismos, no de la ciudadanía; se pueden presentar personas en procesos por corrupción, o los bancos reciben un trato privilegiado y financiación desde le erario público, o los políticos gestionan las cajas de ahorros que han arruinado los dirigentes que han puesto. “Toda esa indignación, se tiene que canalizar por algún lado”, concluyó Monedero.
A su juicio, el 15M es una respuesta a la “clausura política” que suponen la democracia representativa y el capitalismo neoliberal, “que por su propia lógica están abocados a la crisis. El capitalismo neoliberal, explicó, busca respuestas para reforzar las tasas de ganancias de las empresas, que cada vez genera más pobreza y más expulsados. Parafraseando a Maxrs, advirtió que genera una amplia masa de desheredados, y una pequeña porción de gente que vive muy bien; algo que, recuerda, está reconociendo el Banco Mundial, al reflejar en varios estudios que nunca ha habido tantas desigualdades como ahora. Por su parte, la democracia participativa, que se podría resumir en eso de “vota y no te metas en política”, ha transformado la estructura de los partidos originarios de masas, sostenidos con la cuota de los afiliados y controlaban a su dirigencia, en partidos “atrapalotodo”, donde la militancia va perdiendo fuerza, y el partido se convierte en una marca, más ligada al líder que a las ideologías. Se van equiparando los principios ideológicos de las principales fuerzas. Y eso desemboca en la ‘cartelización’ de los partidos, que tienen una serie de reglas muy fuertes, y quienes no las cumplen, se salen fuera. Son reglas que se traducen en que el militante ya no pinta nada, el partido se financia de fondos públicos o privados, por lo que no necesita a la militancia, y activa a las bases sólo cuando hay elecciones. Lucha electoralmente en un entorno centrado para no intentar perder votos. Lo importante no es tener detrás a un sindicato, sino a medios de comunicación.
La crisis del neoliberalismo genera una financiarización de la economía, que sitúa a las finanzas y a los bancos en un lugar privilegiado, finanzas y bancos que sostienen a los partidos políticos a través de préstamos, y también a empresas de medios de comunicación.

El 15M. En esta situación, “el 15M no es una respuesta, el 15M es una pregunta”, explicó Monedero. Es una pregunta a la falta de soluciones que ofrece la democracia participativa, y a la promesa cumplida de la crisis de acabar con el artículo 1 de la Constitución. La gente que vive cómodamente en este modelo es el que le dice al 15M que forme un partido político y juegue con sus reglas. Pero el 15M –argumentó el politólogo- se plantea si incorporarse a esta lógica política excluyente o incorporarse, a través de los préstamos, a la economía neoliberal, también en crisis. Y piensa que no tiene ninguna necesidad de incorporarse a dos estructuras que están podridas, y que ya no funcionan. A su juicio, el 15M tiene la intuición de que no hay respuestas dentro de estos dos elementos. “No quiere meterse dentro de los dos elementos tóxicos para contaminarse”, advirtió.
Eso no significa, que el 15M no deba ser consciente de que existen elementos que conspiran contra su existencia. Porque sin liderazgo, sin estructuras y sin programa es muy difícil que funcione una organización. Y hay momentos muy pendulares desde lo colectivo a refugio a lo privado. Tiene que haber recursos para conservar esa mística ciudadana, para que el movimiento no se disuelva, como ocurrió tras las protestas en Europa contra la guerra. Así lo ha entendido el 15M, que está empezando a peguntarse por la organización, el liderazgo y el partido.
¿Y por qué surge ahora el 15M? “Porque se han juntado una serie de elementos, que han permitido visualizar lo que antes no se veía”, explica Monedero. En ciencias políticas, la obediencia tiene cuatro ingredientes: la coacción, la legitimidad del poder, la inclusión ciudadana que se logra y la rutina. “Los cuatro han recibido un duro golpe”, se mostró convencido Modedero. La coacción ha variado, porque de repente hay una clase media que cuando protesta ve que la están tratando como proletaria. Como no está acostumbrada, se enfada. La legitimidad está en cuestión, porque el juego turnista entre dos grandes partidos ha demostrado que no da respuestas. La inclusión se está quebrando, porque la crisis está causando desahucios, recortes en los derechos sociales y amenazas de debacle. La rutina también se ha roto por el ejemplo de la primavera árabe.

El futuro. Para Monedero, estamos en un momento de crisis, en el que lo nuevo de ha terminado de asentarse, ni lo antiguo de marcharse. Por era razón, en las elecciones del 15M va a votar mucha gente, pero “siete de cada diez de los que votan, están de acuerdo con los principios del 15M”. Es decir, que existe un principio de inercia que está empezando a verse cuestionada, una gran pared con una grieta. “Ver sólo la grieta es caer en el voluntarismo y ver sólo la pared es ser ciego, por no ver que está empezando a resquebrajarse”, advirtió. La grieta está marcando la tendencia. El PP hará ajustes más fuertes, porque dentro de la lógica del capitalismo neoliberal de UE y de la democracia representativa, “es casi matemático que no hay soluciones”. De forma que va a gobernar el PP y la gente va a ver que tampoco es la solución, y se va a romper la ensoñación. De forma que la rutina y la legitimidad van a explotar. A su juicio, los partidos generarán una gran coalición entre PP y PSOE, que funcionarán como mayoría parlamentaria, pero siete de cada diez españoles no estarán de acuerdo, y habrá un choque entre el poder constituido y el poder constituyente, que se dirimirá en las plazas.

viernes, 7 de octubre de 2011

La trastienda de la noticia


Ayer tuve una rueda de prensa de CCOO y UGT. Lo cual no es noticia, por más que haya compañeras de profesión empeñadas en pensar que nuestro trabajo consiste en contar que existen ruedas de prensa en el mundo y hacer un pulcro (y lo más rápido posible) resumen de las mismas; como si tuvieran que demostrar a su profe del cole que aprendieron bien a hacer resúmenes.

En fin, pues tuve una rueda de prensa, y de ahí salieron varias reflexiones interesantes, más allá de la mera noticia, que era que los sindicatos, en la Jornada Mundial del Trabajo Decente pedían a los políticos que se centraran más en las necesidades de los ciudadanos que en las de los mercados (petición que, por muy lógica que sea, va a caer en saco roto).

La primera de las reflexiones la hizo el secretario provincial de JJOO, Jesús Villaraco, y vienen en la misma línea de lo que yo pienso de la crisis. Me hacen mucha gracia (maldita la gracia) esos empresarios que creen que la solución está en bajar los sueldos, porque se creen que van a pagar menos y van a seguir teniendo los mismos ingresos. ¿No piensan que si la gente no tiene dinero no gastarán y ellos tendrán que cerrar?

Villaraco afirmó que eso de la reforma laboral o las rebajas en los impuestos no tienen efectos en el empleo, al menos, efectos positivos. Porque el hostelero del paseo del Polígono no contrata más gente porque le bajen los impuestos, sino porque se le llena la terraza, y los despide cuando se vacían.

Yo al final de la rueda de prensa, le comenté que el ejemplo había sido malo, porque contratar, lo que se dice contratar, hay muchos hosteleros del paseo que no contratan.

Además, le advertí que cuando los sindicatos hablan de medidas alternativas a los recortes sociales para ahorrar, siempre se les olvida lo más importante, lo que solucionaría los problemas económicos de España: eliminar tanta burocracia, tanta diputación, el Senado, o incluso tantas transferencias inútiles a las comunidades autónomas.

Él no lo veía tan claro. En lo que sí estuvimos de acuerdo fue en recortar las ayudas a la Iglesia. Y Villaraco me dio un dato sorprendente: mientras que CCOO recibe ocho millones al año en subvenciones, la Iglesia obtiene seis mil. Si eso fuera así, los sindicatos lo tendrían muy fácil para hacerse una campaña publicitaria magnífica y barata: renunciar a su subvención, si al tiempo se quita la suya a la Iglesia.

O, como dice un amigo, que quien quiera ir a misa, que pague por ella, igual que yo pago por ir a un concierto o a una obra de teatro. ¿Por qué tenemos que subvencionar a la Iglesia desde el Estado?

miércoles, 5 de octubre de 2011

Gran iniciativa, con fallos


Por fin. Por fin en Toledo suena música rock. El Explorer Club y los míticos May están organizando una serie de conciertos durante todos los jueves hasta final de año.


Sin duda, es una iniciativa a alabar.

En el día de presentación, hubo un magnífico concierto acústico de los mismos May, además de barra libre de cerveza, de Estrella y Pilsen Urquell, para ser exactos. Fue una fiesta en todos los sentidos, con un pequeño fallo final. Y es que con el bar lleno de rockers, es un completo error comenzar a poner música disco. Un error, que no es la primera vez que pasa. No sé si será fallo de los hosteleros o de unos pinchas más preocupados de defender su música que de hacer negocio. Pero recuerdo también un concierto de hevy en el Gallo, a cuyo término se echó vilmente a todo el público con el bacalao más radical.


En fin, un fallo que en el Explorer están a tiempo de paliar, para conseguir que a partir de ahora, las fiestas sean perfectas. Mañana, repiten los May, y parece que con sorpresas.


¡Estos chavales son la caña!

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Super 8, vuelta a los 80

Viendo Super 8 el pasado lunes, volví a los ochenta, a aquellas pelis de Spielberg en las que unos niños que no llegan a comprender el mundo de los adultos consiguen salvarlo; un remedo de Goonies, ET o Juegos de Guerra. Aunque el director es J.J. Abrams (el de Perdidos), el productor es Spielberg, y ha dejado mucho de su sello. La ambientación está muy lograda, y tan sólo le echaría en cara algunas bromas sobre la 'moderna tecnología', como aquel walkman que era como un estéreo portátil.
Evidentemente, hay un exceso de efectos especiales, y quizás un guión predecible, pero claro, no lo olvidemos, eso también es Spielberg.
Por lo demás, el trabajo con los niños es muy bueno. Algunos me recordaron a aquellos pequeños de Matar a un Ruiseñor, de Mulligan.
Por cierto, no os perdáis los títulos de crédito. Y luego me decís si no os habéis acordado de Chico Ibáñez Serrador.

domingo, 29 de mayo de 2011

Medianoche en París

La película que más me ha llenado de Woody Allen, de las que he visto hasta el momento, es precisamente la que menos parece gustar a mucha gente, Vicky, Cristina, Barcelona; a partir de ahí, haceros una idea de mis gustos. Habitualmente, cada vez que saca una peli nueva, voy al cine con Meri. Acabamos de ver la última, Medianoche en París, y en como tónica general, me ha gustado bastante.
Medianoche en París es un cuento de hadas, una historia atemporal, en la que Allen se torna un fricky a lo Kevin Smith, pero en culto. Se trata de un repaso a la imagen parisina de todos los tiempos. El bonito cuento no profundiza tanto en los personajes como la obra filmada en España; ni siquiera en la obra de los artistas representados. Es una cómica sucesión de gags y de vistas monumentales de París. Y demuestra que en realidad el arte de la Ciudad de la Luz no se debe a sus vecinos, sino a españoles y americanos.
De lo menos bueno, decir que los actores (sobre todo el prota, pero también Pablo y Luis), son malísimos. También os contaré que el final era tremendamente previsible, y se lo adelanté a Meri un rato antes. A, y no me gustó que no aparecieran rinocerontes.

martes, 1 de marzo de 2011

Alberto González, de la Escuelita de Inmigrantes al nacimiento de la educación de adultos en Bolivia

Hace ya tiempo que publiqué este artículo en el periódico Vecinos, el de la Asociación de Vecinos 'El Tajo'. Lo pongo aquí, es otro más en los que hablo de Bolivia, con un punto de vista más crítico, y al tiempo afectuoso. Narro mis puntos de vista sobre la cooperación, y al tiempo rememoro mi encuentro con un viejo amigo, Alberto González, quien, por cierto, es el mismo que está preparando lo del hermanamiento del Polígono con la comunidad guaraní.

Una de las cosas que más me llenó del mes que acabo de pasar en Bolivia, y creo que una de las cosas que más ha aportado a algunas de mis compañeras, fue el breve encuentro con mi viejo amigo Alberto González.
Durante todo el mes de septiembre he participado con FIDE e Indicep en el programa de Jóvenes Cooperantes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Básicamente, se trata de un curso de formación sobre el terreno acerca de la cooperación en el departamento de Cochabamba, en Bolivia. Alternamos jornadas maratonianas de estudio de los programas con visitas a los mismos, en las que hemos intentado conocer al máximo la vida en las comunidades. Y después de este tiempo, a mí personalmente me parece que es mucho lo que la cooperación internacional está haciendo en Bolivia gracias a profesionales esforzados, que con muy poco dinero se desviven por mejorar las condiciones de vida de personas que han nacido en una de las zonas más pobres del planeta. Pero también me dio la impresión de que todo este trabajo y esfuerzo no hacen otra cosa que poner parches y hacer curas de emergencia en los lugares más necesitados; ni de lejos son suficientes para dar una respuesta a las muchas y muy grandes necesidades del país.
El trabajo, por lo tanto, es bueno. El dinero está bien empleado. Pero hace falta mucho más, y quizás trabajar desde una filosofía distinta. A veces me pareció que había poca o nula coordinación entre programas y que estos invadían las competencias del Estado. ¿Entonces qué? ¿Quizás apostar por quitar responsabilidades a las ONGs y colaborar más con las administraciones locales?
Bueno, eso es lo que está haciendo en parte la cooperación sueca, además de replantearse el uso del para mí prehistórico e inútil marco lógico de programas. La charla de Martha Arévalo del Centro Cooperativo Sueco fue una de las que nos pareció más interesantes por su sinceridad sobre la situación del país y la cooperación, y porque no ve esta como algo estático, sino en constante evolución. Sobre la metodología, nos contó que ellos han decidido dejar de financiar directamente los programas de ONGs locales, y trabajan con administraciones y colectivos, que luego pueden contratar o no a estas ONGs u otro tipo de técnicos. La idea es dar una respuesta precisamente a las necesidades que piden los bolivianos y también hacer que sean ellos los que se organicen. Y todo ello, bajo un estrictísimo control del Centro Sueco sobre el dinero.
Unos días después, visitamos la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) de España en La Paz. Tras la charla oficial, pude conversar un rato con el segundo de abordo, Juan José Sanzberro, y le comenté mis dudas; que se estaba haciendo un gran esfuerzo, pero que quizás lo que podía fallar era la filosofía de fondo tras la organización. Me respondió que esa era un poco la idea sobre la que se estaba trabajando en estos momentos. Mientras tanto, la cooperación española es la segunda en importancia en Bolivia, tras la norteamericana. La AECI está dejando de financiar directamente programas (creo que el del palmito en el Chapare es uno de los últimos, y ya está andando solo), y lo que hace es aportar dinero para que sea el Gobierno boliviano el que lo invierta bajo su supervisión. Esta es la forma de trabajar que quiere imponer EVO, y a mí no me parece mal, sino todo lo contrario. Sin embargo es poco el control y hasta la coordinación que de la AECI con muchas ONGs.
Y esa tarde es cuando entró en escena Alberto. Para quien no haya caído, Alberto González ha sido durante años vecino del Polígono, socio de la Asociación de Vecinos, y fundador, junto a otros, de la Asociación de Inmigrantes y la Escuelita de Inmigrantes. Yo acudí a la cita con cuatro amigas, y pensé que quizás nuestras cosas las aburrirían. Pero nada más lejos de la realidad. En el rato que estuvimos cenando junto al Museo de la Coca, en pleno Mercado de las Brujas, Alberto fue el protagonista indiscutible. Su charla amable y tranquila era casi hipnótica. Allí nos contó su punto de vista sobre La Paz y la política boliviana, sobre su pasado, sobre la revolución indígena… incluso de los descendientes de la Guerra CivilAlberto está haciendo en Bolivia. española en este país. Tomamos buena nota de algunos libros interesantes que leer. Pero lo que más nos llamó la atención fue la labor que el propio
Alberto lo ha dejado todo en España, y se ha ido a ayudar a levantar la educación en Bolivia. En realidad trabaja para el Ministerio de Educación español, pero en el país andino, en colaboración con su Ministerio. Allí está ayudando a que la educación de adultos comience desde cero. Cuando habla de su trabajo, a Alberto se le ilumina la mirada. Está entregado a una labor que le entusiasma, en una situación política en la que cree firmemente. Es capaz de trabajar doce horas, porque las necesidades son muchas y sus ganas también. A mi me da la impresión de que en el Ministerio español igual no hace gracia tanto entusiasmo y compromiso. Pero ahí sigue  Alberto, programando la educación de adultos, incluso colaborando en la nueva ley de Educación. Y el trabajo es mucho, porque en el nuevo Estado Plurinacional de Bolivia hay que adaptar la programación a cada cultura, y a cada uno de los 38 idiomas reconocidos en la Constitución.
Tras cenar, íbamos a la casa de Alberto, y mi amiga María Arenas, una persona con un tremendo optimismo inteligente, no cesaba de repetirme la admiración que le producía una persona que deja en España amigos, familia y toda su vida para ayudar darlo todo en un lugar lejano, donde necesitan de sus conocimientos. Plenos de admiración, nos preguntábamos en silencio si nosotros seríamos capaces de hacer algo así algún día. Entre tanto, ya estábamos en casa de Alberto, y mientras nos preparaba un mate de coca, seguía hablándonos de la cooperación internacional, de lo poco que a veces se leía, y que, en ocasiones, el gran fallo es querer ayudar con nuestra mentalidad occidental, y no conocer primero las costumbres y las realidades de la gente a la que se quiere ayudar.
Quizás por ahí pase el futuro de la cooperación, por colaborar con dinero, pero sobre todo con material humano, en los planes de los gobiernos, en lo que cada país cree que es necesario desde su punto de vista, no desde el nuestro; y desde luego, con personas comprometidas, que ven en su trabajo una forma de ayudar a los demás que las hace felices. Lo malo es que creo que como Alberto hay pocos.

miércoles, 26 de enero de 2011

Corto Maltés, el fantasma del Museo Sefardí

Es lo que tiene Toledo, que cada piedra cuenta una leyenda y la magia de la ciudad invita a que nazcan otras nuevas. Quizás la última sea la del fantasma de Corto Maltés en el Museo Sefardí de Toledo, dicen que en busca de la Mesa del Rey Salomón. Después de años escondido entre los fondos del museo, perdido por páginas ocultas, el héroe apátrida ha salido a la luz para quedarse, y engrosar sus valiosos fondos.
Corto Maltés es el más famoso protagonista de los cómics del italiano Hugo Pratt. Duro, pero romántico, desfacedor de entuertos, violento, pícaro intelectual del siglo XX rodeado de dudosas compañías, siempre acompañado de peligrosas mujeres, a lo largo de doce tomos, Corto es un joven pirata, buscador de tesoros, investigador de enigmas ocultos, se sumerge de cabeza en aventuras y misterios e incluso encuentra un continente perdido.
Después de todas esas aventuras, la intención de Hugo Pratt era poner punto final a la vida de Corto en España, luchando entre los brigadistas en el durante la Guerra Civil. Pero será cosa de la rebeldía natural de un personaje que se trazó a cuchilla en la mano su propia línea de la suerte, o que a su autor le dio pena; pero el caso es que, al final, Corto no murió, sino que terminó perdido entre la batalla.
Aquel fue el final en el cómic, porque el verdadero final del personaje es tan romántico como su propia vida.

Una visita anónima y un agradable descubrimiento. Poco antes de morir, Hugo Pratt visitó Toledo de forma anónima. Su madre era judía sefardí, de familia de origen toledano. Durante muchos años el pequeño Hugo vivió en el ghetto veneciano, donde conoció más la magia y el esoterismo que la práctica religiosa, y esos romances sefardíes que hablaban de Toledo, la ciudad perdida y añorada de los antepasados. Esta tradición se refleja en su obra. Corto estudió durante su infancia la Cábala y el Talmud. Fue en Córdoba, donde lo inició el rabino Ezra Toledano.
Con estos precedentes, Pratt no se debió de sentir muy extraño recorriendo los callejones toledanos, rememorando su niñez y a su madre, cuando visitó la ciudad en 1995. Y uno de los lugares por los que pasó inevitablemente aquel anciano moribundo fue el Museo Sefardí de Toledo, antigua Sinagoga del Tránsito, que perteneciera a Samuel Leví, un lugar lleno de magia, misterio e historia, en el que sin duda que Corto Maltés se hubiera sentido en su propio elemento. El anciano Pratt disfrutó de la magnificencia del monumento, lentamente lo reconoció. Y al llegar a la sala de mujeres quiso hacer un gesto anónimo. Se paró ante el libro de firmas, y allí pintó el que parece que es el último croquis de Corto Maltés.
Los responsables del Museo Sefardí vieron el bonito dibujo y se quedaron sorprendidos por el fino trazo. Pero no le dieron importancia. A los pocos meses, el hoy director, Santiago Palomero, se enteraba de que Hugo Pratt había muerto después de una larga enfermedad, durante la que le había dado tiempo a recorrer España, e incluso hacer un viaje iniciático por Toledo para cumplir el deseo de su madre sefardí. Fue entonces cuando Palomero recordó la ilustración del libro de firmas. Lo buscó, y descubrió sorprendido que bajo la cara desafiantes y los ojos brillantes de Corto Maltés estaba la inconfundible firma de Hugo Pratt. No satisfecho todavía, investigó qué vigilante había estado aquel día en la sala de mujeres. Era Gregorio Lacárcel, uno de los más veteranos del Museo, quien atinó a recordar un anciano que «casi dibujaba de memoria» en el libro de visitas.
Ahora el boceto de Pratt está catalogado en los fondos del Museo, y puede ser que algún día entre a formar parte de la exposición permanente, o de alguna temporal. De momento, de lo que sus responsables presumen es de que quizás Corto Maltés murió en la sala de mujeres de la Sinagoga del Tránsito, o no murió, sino que su espíritu habita las paredes de este centro del conocimiento y de la tolerancia, como un fantasma dispuesto a defender a los débiles y deshacer cualquier entuerto, mientras que busca incansablemente nuevos tesoros, como la Mesa del Rey Salomón.

Publicado el 7 de noviembre de 2010 en La Tribuna de Toledo.