viernes, 7 de octubre de 2011

La trastienda de la noticia


Ayer tuve una rueda de prensa de CCOO y UGT. Lo cual no es noticia, por más que haya compañeras de profesión empeñadas en pensar que nuestro trabajo consiste en contar que existen ruedas de prensa en el mundo y hacer un pulcro (y lo más rápido posible) resumen de las mismas; como si tuvieran que demostrar a su profe del cole que aprendieron bien a hacer resúmenes.

En fin, pues tuve una rueda de prensa, y de ahí salieron varias reflexiones interesantes, más allá de la mera noticia, que era que los sindicatos, en la Jornada Mundial del Trabajo Decente pedían a los políticos que se centraran más en las necesidades de los ciudadanos que en las de los mercados (petición que, por muy lógica que sea, va a caer en saco roto).

La primera de las reflexiones la hizo el secretario provincial de JJOO, Jesús Villaraco, y vienen en la misma línea de lo que yo pienso de la crisis. Me hacen mucha gracia (maldita la gracia) esos empresarios que creen que la solución está en bajar los sueldos, porque se creen que van a pagar menos y van a seguir teniendo los mismos ingresos. ¿No piensan que si la gente no tiene dinero no gastarán y ellos tendrán que cerrar?

Villaraco afirmó que eso de la reforma laboral o las rebajas en los impuestos no tienen efectos en el empleo, al menos, efectos positivos. Porque el hostelero del paseo del Polígono no contrata más gente porque le bajen los impuestos, sino porque se le llena la terraza, y los despide cuando se vacían.

Yo al final de la rueda de prensa, le comenté que el ejemplo había sido malo, porque contratar, lo que se dice contratar, hay muchos hosteleros del paseo que no contratan.

Además, le advertí que cuando los sindicatos hablan de medidas alternativas a los recortes sociales para ahorrar, siempre se les olvida lo más importante, lo que solucionaría los problemas económicos de España: eliminar tanta burocracia, tanta diputación, el Senado, o incluso tantas transferencias inútiles a las comunidades autónomas.

Él no lo veía tan claro. En lo que sí estuvimos de acuerdo fue en recortar las ayudas a la Iglesia. Y Villaraco me dio un dato sorprendente: mientras que CCOO recibe ocho millones al año en subvenciones, la Iglesia obtiene seis mil. Si eso fuera así, los sindicatos lo tendrían muy fácil para hacerse una campaña publicitaria magnífica y barata: renunciar a su subvención, si al tiempo se quita la suya a la Iglesia.

O, como dice un amigo, que quien quiera ir a misa, que pague por ella, igual que yo pago por ir a un concierto o a una obra de teatro. ¿Por qué tenemos que subvencionar a la Iglesia desde el Estado?