Ya la había probado y, la verdad, más bien mal que bien. Pero oye, que la buena compañía me hablaba y hablaba de lo que le gustaba esta cerveza, y el dí que la acompañé a su bar de cabecera, me encontré directamente con un botellín sobre la barra.
Hay que decir que estuve espabilado, y pedí una jarra bien fría. Así la Yuste sabe sensiblemente mejor. Pero sin duda que lo grato de aquella cerveza y el convecerme para repetir, lo hizo la compañía.
Ahora entiendo por qué jamás bebo una cerveza solo en casa, sino en un bar en buena compañía.
Nos vemos en los bares.
3 comentarios:
has creado un verdadero diario.... jiji... cómo estás??? el otro día se te pegaron las sábanas... q ojillos... pero veías la maqueta??? jajaja...
muuuuuuuuuuuuuas
+Nata
xxxxxxxxxx
Hola guapa.
Esa es la idea, hacer una especie de diario... Si me da tiempo y el ordenador de casa, que siempre falla, me deja.
Y ¿por qué me dice todo el mundo que tengo tantas ojeras por la mañana? Será el verano, la alergia...
En honor a Carlos V. Su Alteza y todo lo demás.
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