miércoles, 26 de marzo de 2008

Pagagnini de Yllana

No me reía en condiciones en el teatro, a mandíbula batiente, como debe ser, desde que vi a Leo Bassi en su obra La Revelación. El pasado sábado también me reí mucho, no tanto como con el genio italiano, pero mucho.
Lo curioso es que fue con un concierto; concretamente un concierto de tres violines y un violonchelo. Se trata de la obra Pagagnini, del grupo Yllana, un recorrido por la historia de la música, con dosis de humor, cabrioladas e incluso de interpretación. ¿Quién dice que en Toledo no triunfa la música clásica? El Rojas se llenó y el público disfrutó y acompañó al grupo con sus palmas. El público también llegó a intervenir en algunos de los esketchs más divertidos de la obra.
Porque más allá de las cabriolás, el grupo no dejó de sorprendernos con cada una de las interpretaciones. Yo nunca había visto un violín utilizado como tambor, y mucho menos como armónica.
Mi amiga Mery, que es una profesional de esto del violín, me explicó que el repertorio era complicado y que tocaron bastante bien, todos menos el primer violín, Malikian, el virtuoso del grupo, que hizo la parte más difícil y desafinó bastante. Pero la mayoría no nos dimos cuenta de eso, y menos yo, con mi catastrófico oído.
La verdad es que fue una obra divertida. Lo que tenía que haber hecho es no dejarme convencer para las copas de después, que así tengo ahora la voz.

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