Entre las muchas sorpresas que te puedes encontrar callejeando por el Casco toledano, destaco hoy esta. Se trata de una canasta enclavada en pleno Covertizo de San Miguel. Un lugar sinceramente algo incómodo para jugar al basket. Yo diría que incluso es peligroso, porque botando botando el balón, te puedes colar en la cueva de la casa de los Candiles, que está debajo.
Un consejo, si tienes monos de baloncesto: a pocos metros está el pabellón del colegio de San Lucas y María, donde fuera de horario escolar permiten su utilización.
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