La verdad es que ya me había leído el Viaje a la Alcarria, durante el instituto, y me había gustado. En realidad, entonces me gustó todo lo que leí del 98 en adelante. Y había repetido con Niebla o con La Lluvia Amarilla, y tenía ganas de hacerlo con este.
Decir que le estoy cogiendo el gusto a Cela. Además del Viaje a la Alcarria, me había leído el Café de Artistas, que también fue muy agradable. Del Cristo versus Arizona, sólo pude con treinta o cuarenta páginas, y me entraron ganas de matar a alguien. Pero tengo la intención de leer el libro entero algún día que me colme de paciencia. Después de este nuevo viaje, quiero acercarme a La Familia de Pascual Duarte o La Colmena, pero sin prisa, quizás para el otoño.
El caso es que guardaba tan buen recuerdo de este libro de viajes, que imité a Cela, allá por diciembre de 2006, desarrollando más o menos su recorrido con unos amigos, eso sí, en coche. De forma que, ahora que colaboro con el blog Pumuky Viajero en el programa de radio La Colmena (todo queda en casa), de RCM, se me ocurrió recuperar aquella experiencia en boca de mi pequeña marioneta.
Y comencé a releerme el Viaje a la Alcarria con toda la tranquilidad del mundo; haciendo que los pasos de Cela coincidieran con las publicaciones del otro Viajero, de Pumuky. Fue una lectura concienzuda, lectura y relectura en ocasiones, mientras recordaba mis propia estancia y me informaba de cada localidad en profundidad. A quien le interese, ya solo me quedan dos entrada para completar el viaje de Pumuky a la Alcarria, que son Recópolis y el primer capítulo, Guadalajara, que me lo salté al principio. En el camino IP he hecho nuevos amigos, y algunos me han ayudado a comprender mejor de lo que hablaba Cela. Podéis leerlo todo aquí.
De la lectura en sí del Viaje a la Alcarria, decir que me ha vuelto a obnubilar. Creo que he entendido el libro mucho más que en la primera lectura, lo que hay delante y lo que hay detrás de las palabras. Decir que no me creo la mitad de las cosas que dice Cela, ni falta que hace. Me ha encantado la prosa poética del principio de la novela y los alegatos finales, todo lleno de metáforas.
El viaje de Cela no fue turismo, fue un viaje a recorrer España en unos kilómetros y decir lo que quería decir, todo muy bien expresado, quizás demasiado rápido y trastavillado, pero de maravilla. Lo dicho, quiero más Cela, pero ahora estoy con Gaiman al doplicado y mucho titán manga.
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